El agua para consumo humano contaminada con microbios puede transmitir enfermedades diarreicas, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. Según los cálculos, esta contaminación causa cada año 505.000 muertes por enfermedades diarreicas, unos 1.400 niños que fallecen todos los días.
El cartel que vemos arriba y que estuvo en la Expo de Zaragoza, nos habla de 4.000 niños que mueren por agua en mal estado, pero aquí se refiere —por el número que dice— a todos los procesos en los que la falta de agua, las malas formas de tratar las aguas sucias y por deshidratación, intervienen en la salud comunitaria en algunos países pobres y sin recursos.
Pero conozcamos también la realidad triste del uso del agua en el mundo occidental. En total son unos dos millones de toneladas de desechos los que tiramos al agua, que contaminan 2.000 millones de toneladas de agua diariamente.
Medio mundo se muere por falta de agua y el otro medio mundo tiramos contaminación para estropear mucha más agua de la que se necesitan para salvar esas miles de vidas infantiles.
En el año 2021, más de 2.000 millones de personas vivían en países con escasez de agua, situación que probablemente empeorará en algunas regiones como resultado del cambio climático y el crecimiento de la población.
En el año 2022 había en el mundo al menos 1.700 millones de personas que tomaban agua para consumo de fuentes contaminadas con heces. La contaminación microbiana del agua potable como resultado de la presencia de heces, supone el mayor riesgo de toxicidad. Ya no hablamos solo de contaminación por empresas, sino por la falta de medios para tratar los desechos humanos.
Un buen comienzo es al menos saberlo. Creemos, estamos convencidos de que es muy poco lo que cada uno de nosotros podemos hacer para remediar esto. No es cierto, pero al menos si lo conocemos ya no podemos decir que no lo sabíamos.
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